En el segundo piso del museo Petersen , donde la historia automotriz respira entre paredes de acero y cristal, ocurrió algo mágico.  No fue solo otro evento de autos—fue el momento en que la pasión italiana de la ciudad encontró un par de horas perfectas.  Macchinissima III  llego al templo del automovilismo, transformando el prestigioso museo en un pedazo de la Bella Italia donde cada máquina no solo se exhibía, sino que contaba épicas historias de velocidad, belleza y genio sin límites.

Ubicado en el legendario Miracle Mile de Los Ángeles, el museo Petersen trasciende la definición tradicional de museo. Desde su inauguración en 1994, este coloso arquitectónico de cuatro pisos y 300,000 pies cuadrados se ha establecido como el epicentro cultural automotriz más importante del país. 

Michael Boen no solo organizó un evento—creó una revolución cultural. Durante tres años, este visionario cultivó algo que trascendía las reuniones tradicionales de automóviles. Lo que comenzó como una idea de crear “un Concours tipo Pebble Beach, pero divertido” para automóviles italianos se transformó en el evento italiano más significativo de Los Ángeles.

El evento también atrae a muchos jóvenes, los cuales no participan o tienen acceso a los consursos de elegancia por los altos costos de hoy. No solo hay vehículos, por supuesto  se encuentra el mejor expreso, gelato, biscotti, y pizza. Este año, por primera vez, Macchinissima encontró su hogar en el Petersen Museum,  una alianza que promete redefinir en cierta manera la experiencia de los eventos automotrices en Los Ángeles.

Tesoros Que Desafían la Realidad

La estrella indiscutible fue el Ferrari 275 GTB de Bruce Meyers, con el motor  de cuatro levas pintada en el icónico Fly Giallo que representa mucho más que velocidad—es una lección de historia financiera automotriz. El conocido coleccionista siempre tiene tiempo para todos para contar la historia del icónico Ferrari.

Otro auto que me apasiona, ya que veinte cinco años aras estuve al volante del  mismo es el 1965 Iso Bizzarrini AC/3 Competition. Por esas cosas de la vida Giotto Bizzarrini, el mismo ingeniero responsable del legendario Ferrari 250 GTO unos años antes, desarrolló este auto en Iso para conquistar Le Mans. Y lo logró, con los pilotos  Fraissinet and S. de Mortemart ganando su clase de motores hasta cinco litros. El motor es Chevrolet 327 V-8 de especificación de carrera. Con este triunfo Bizzarrini demostró que la pasión italiana podía brillar incluso con corazón americano. Varios autos de calle basados en este modelo se fabricaron y hoy son muy codiciados. 

El estar al lado de la Ferrari Pinin me dio escalofríos. Este auto se alzaba como una revelación automotriz en 1980—una creación única de Pininfarina para celebrar el 50º aniversario del estudio de diseño. Discutido por Enzo Ferrari como candidato para producción, el proyecto fue descartado, dejando esta obra maestra como el primer Ferrari de cuatro puertas jamás construido. Su valor hoy trasciende cualquier cifra—es literalmente un pedazo incalculable de historia automotriz.

La evolución de la marca se hizo presente con ejemplares modernos que redefinían el concepto de supercar italiano. El Ferrari F80 representaba la vanguardia tecnológica, mientras que el 12 Cilindri honraba la tradición del motor naturalmente aspirado. El SF90 XX Stradale mostraba cómo la hibridación podía potenciar, no comprometer, la experiencia Ferrari.

Entre todos los Alfa Romeo que se dieron cita, Giulia, Giulietta, Bertone, Sprint, etc. Una  Junior Zagato y una  Giulia TZ resaltaron en  mi mente por que presentaban la esencia de Alfa Romeo—diseño radical fusionado con ingeniería de competición. El TZ, con su diseño tubular revolucionario y carrocería de Bertone, me parece un trabajo de carrocería increíblemente hermoso para su época y que también era increíblemente aerodinámico, con un coeficiente de arrastre que no fue superado hasta décadas después.

La presencia de Lancia era imposible de ignorar. Un par de Lancia Fulvia, y una Flamina 3c se destacaron para mi como uno de los autos más interesante del show. El Appia 4 puertas con motor V4 me recordó de la cantidad de berlinas italianas de los años cincuenta. Y de los sesenta, una Flamina Berlina 2.8L a dos tonos con limpia parabrisas en el vidrio trasero me dio una gran sonrisa. 

Varios Lamborghini me recordaron que fueron los  “exóticos”  originales, y no importa el modelo o el año, estos bólidos continúan como ejemplos velocidad extrema en carretera. No podía faltar un ejemplo de DeTomaso. La cupe Pantera sigue dando de hablar como cuando salió al mercado en 1972 combinando el motor V8 Ford americano junto a una carrocería Ghia italiana. 

Motorcycles: Rugido de Competición

Las motocicletas no podían faltar. Ducatis con embrague seco hacer ese sonido  inigualable. Mientras que las Lambretta y MV Agusta representaban la diversidad de la movilidad a extremos que vienen de Italia. Me gusto una Laverda por la historia de la marca que hizo Pura-Sangres.

 Esto es una gran mezcla de maquinaria italiana a través de los tiempos. Felicitaciones a Mike B por poner todo el esfuerzo para hacer única esta reunión. El testimonio más conmovedor vino de Gino Londi, maestro restaurador de autos: “Trabajé en algunos de estos autos, conocidos hoy como clásicos, en mi taller durante los años 60. Ver estos autos exhibidos aquí me trae muchos recuerdos.” Sus palabras resonaron con la autenticidad de quien no solo observa la historia—la ha vivido con sus propias manos.

Más Que un Evento: Una Experiencia Transformadora

Macchinissima había prometido “un show con pulso”—un antídoto tal vez a los eventos de concours que se siguen haciendo en campos de golf— un evento para todas las edades y todo lo italiano. Para mi la realidad superó cualquier expectativa.

Valores Que Trascienden el Dinero

En Macchinissima, no se hable de los valores monetarios de las maquinas. Colectivamente son millones y millones de dólares. Lo más importante es vivir la experiencia que resulta en una inversión emocional invaluable. Como poner un valor al estar al lado de un concepto, en impecable condición, que fue la semilla de toda una generación de autos realmente no tiene precio. Y los italianos, desde el comienzo de la industria automotriz, siempre han inyectado una dosis de pasión inigualable en todos sus productos motorizados. 

La Experiencia Premium de Los Ángeles

Macchhinissima se posiciona como la fusión perfecta de “la cultura automovilística de LA, la pasión italiana por diseño visual, y toda la elegancia de Beverly Hills” en un mismo lugar. 

Para los entusiastas, esto es casi un viaje espiritual a través de décadas de excelencia italiana. Para los curiosos jóvenes, una ventana a un mundo donde cada curva, cada línea, cada sonido tiene una razón profunda de existir. Los dueños contagian su vibra, su energía. La inclusión define una filosofía que abraza tanto al propietario de un Ferrari multimillonario como al entusiasta de un Fiat 500 clásico.

En las palabras de los organizadores: “Meses de planificación y perseverancia culminaron en un show único, el publico entiende que solo queríamos compartir y lo creamos para ellos”, Dijo Mike B. 

En un mundo donde la tecnología sobre ruedas avanza vertiginosamente y los automóviles se vuelven cada vez más digitales, Macchinissima en el Petersen nos recuerda que la verdadera magia automotriz reside en la conexión emocional, en las historias que cada máquina lleva consigo, en la pasión que se transmite de generación en generación.

Macchinissima seguirá vibrando en nuestros recuerdos, recordándonos que la verdadera velocidad no se mide en kilómetros por hora—se siente en el alma, se vive en el momento, se celebra en la comunidad. Marquen su calendario ya.